Procesión y Viacrucis de Semana Santa en Iztapalapa

Un hombre camina por la calle con cadenas en las manos, y debe cargar una cruz de madera de varios kilos, su cuerpo se encuentra ensangrentado y una corona de espinas se posa en su cabeza, los soldados cargan sus largas lanzas mientras atormentan al hombre que camina por la calle; finalmente ubicado lugar adecuado, donde aquél hombre está colocado en una cruz de varios metros de altura: es México en la actualidad durante el viacrucis de Iztapalapa.

Un hombre camina por la calle con cadenas en las manos, y debe cargar una cruz de madera de varios kilos, su cuerpo se encuentra ensangrentado y una corona de espinas se posa en su cabeza, los soldados cargan sus largas lanzas mientras atormentan al hombre que camina por la calle; finalmente ubicado lugar adecuado, donde aquél hombre está colocado en una cruz de varios metros de altura: es México en la actualidad durante el viacrucis de Iztapalapa.

Cada año, la celebración de la llamada Semana Santa, es un elemento importante dentro de la cultura mexicana. La gran presencia de la religión católica en el país, hace de su fe algo increíblemente curioso. Si bien existen diferentes actividades religiosas durante el año, ninguna ejemplifica tanto la fe del pueblo mexicano que la representación y el proceso de Semana Santa.

La semana santa, representa con su inicio en el Domingo de Ramos, la llegada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde es recibido con cantos, palmas y vitoreado por la calle. El Lunes Santo, representa a la misa común que dio Jesús a sus seguidores, continuando con el Martes Santo y Miércoles Santo, donde según los textos Judas Iscariote fue a condenar a Jesús.

Es el Jueves Santo, cuando recuerda la Última Cena, momento en el que Jesús se reúne por última vez con sus apóstoles antes de ser encontrado; y el Viernes Santo se menciona cómo Jesús es condenado a muerte, teniendo que cargar con su cruz, hasta el momento de su muerte en el Sábado de Gloria y su vuelta a la vida en el Domingo de Resurrección.

En el país, se celebra dicha tradición a través de la representación escenificada de la Pasión y Muerte de Cristo. En la misma, se disfraza a un hombre de Jesús, es obligado a recorrer el camino de la cruz, mientras que otros hombres disfrazados de romanos, judíos y fariseos le acompañan. A esta representación se le conoce como: el viacrucis.

La representación más popular del Viacrucis se da en Iztapalapa, donde se presenta a Jesús cargando una cruz de 75 kilos y llevándola consigo durante un recorrido de varios kilómetros.

El origen de esta tradición es muy importante para los ciudadanos del lugar, puesto que nace de dos eventos particulares de la región. Para empezar, en el año de 1720 se dice que dos peregrinos de Etla –actual estado de Oaxaca—se dirigían a la Ciudad de México llevando una imagen de Jesucristo. Después de pasar la noche en el Cerro de la Estrella, perdieron la imagen; y pese a los intentos de los pobladores de encontrarla, estos se quedaron estupefactos al ser incapaz de encontrar la imagen. Pasando varios meses, se dieron cuenta que un sacerdote iba todas las tardes con un ocote a la zona, y este después de ser interrogado, confiesa que había encontrado la imagen en la cueva, haciéndole la promesa a la imagen de siempre llevarle un ocote encendido para que este no pasara oscuridad por la noche. Y, posteriormente, pese al intento de retirar la imagen de la cueva, esta fue incapaz de ser retirada: había elegido ser el Cristo de la Cuevita.

Así pues, resultó que en el año de 1833 tuvo otro acontecimiento que hizo importante la devoción de los pobladores. Una terrible epidemia estaba empezando a quitarles la vida a varios ciudadanos de la región. Así pues, los habitantes decidieron pedirle al Cristo de la Cuevita que cesara la epidemia, y solicitaron un proceso que terminase en el lugar de la capilla. Se dice que, a partir de dicha procesión, el número de víctimas se fue reduciendo cada vez más; hasta terminar con la epidemia.

Debido a esto, los habitantes de Iztapalapa han decidido celebrar la Semana Santa con una representación escenificada de la Pasión de Cristo; y desde 1906, se desarrolla con personajes bíblicos representados por actores.

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